Gratitud
Ante las más oscuras horas de la vida, en los momentos en que la fuerza nos abandona y sentimos que no hay cómo salir adelante, si en esos momentos recibimos la ayuda de alguien, nos brota un amor espontáneo y honesto, un afecto que surge en el pecho y recorre hacia el rostro desbordándose en lágrimas o estallando un sonrisas; o se abre en los brazos y uno salta para abrazar a quien nos ha ayudado como queriéndole el corazón en agradecimiento por el auxilio recibido. No es para menos, quien ha estado al borde de la muerte, en la incertidumbre oscura o en la certeza del peligro, sabrá que recibir ayuda en esos momentos nos hace aparecer en el mundo con la mayor nitidez. Como en muy poco momentos en la vida, solo el amor o el peligro, nos hacer dejar de usar máscaras y ser quien realmente somos. Dar ayuda y agradecer la ayuda, difícilmente pueden ser fingidas.
Así la verdadera gratitud es curativa para los egos inflados y desproporcionados, para las altivas soberbias y las almidonadas arrogancias. La gratitud ayuda contra la cobardía. La gratitud devuelve la fe, la esperanza y la alegría. La gratitud abre el camino a tratarnos con mayor amabilidad a nosotros mismos y a los demás, pues la gratitud nos recuerda lo frágiles que somos,lo vulnerable que es nuestra piel y nuestra carne ante el mundo, lo incierto de nuestro camino a cada paso. Insistimos pues, que en pocos momentos se es más honesto (en un orgasmo, en un parto, en la muerte, en amor, en el miedo, en el odio) que al momento de sentirse agradecido y expresar gratitud. Posiblemente porque la gratitud es la prueba de que se puede desafiar al destino con éxito, que no estamos tan indefensos ante la inevitabilidad de los acontecimientos, que no estamos solos en nuestro viaje por el universo. La gratitud potencializa ese poder y lo renueva. Ser ingrato nos deshumaniza.
Gracias por toda esa ayuda recibida en mis noches oscuras y días grises. Gracias por auténticos y mostrarse humanos justo cuando otros humanos los necesitan más. Gracias por realizar su destino para salvar otro. Gracias por el mínimo acto que ayudó a alguien a no perder la esperanza. Gracias por permitir que se hiciera más humano. Gracias.
Alejandro de Andúnie.
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