Un momento bajo la lluvia



La lluvia que cae en cada rostro lo hace de manera diferente. Cada gota de lluvia recoge los anhelos, dolores y deseos de cada quien y ruedan por su cara lentamente y lo marcan y resaltan sus rasgos. La lluvia lo entiende, todos somos diferentes y no opone resistencia a ninguno. La lluvia así dibuja un espectro de cosas invisibles para muchos ojos, un aura que revela los corazones y las intenciones, el pasado y el presente de quien camina bajo la lluvia. 

La Lluvia suave -como la que cae ahora-, a todos nos conecta en silencio, imperceptiblemente nos une y casi nadie se da cuenta y quienes lo logran lo hacen de improviso, inesperadamente, y sus miradas se encuentran bajo la lluvia y todo se detiene. Y ahí en ese momento eterno los corazones se tocan. Ahí todo termina y todo comienza. Pues unos se quedaran unidos así por siempre en amor y destino y otros, a pesar de la maravilla de este encuentro, dejan pasar  el momento y siguen de largo y nunca más lo encuentran. Unos pocos más atolondradamente afortunados, siguen unos pasos más, pero voltean hacia atrás, esperando que quizá el otro lo haga también…
Cada quien espera su momento…

Comentarios

Unknown ha dicho que…
El agua no solo goza de ser el solvente universal, también goza de tener una gran conductividad.

La suave lluvia, unión entre partículas en estado líquido y su contacto con el estado gaseoso, confiere un gran mecanismo de transferencia. Medio de transporte físico... también de sensaciones y emociones, casi imperceptibles. Capaz de modificar estados de ánimo.

Es peligrosa, tan difusa que delinea contornos, tan profusa que hace todo resbaloso. Cuidado.

Nos sensibiliza, permite sentir y percibir a otros, aún a gran distancia, nos tiende la mano a la unión... y también a la separación.

El ser quiere guarecerse de ella, el ser quiere terminar empapado en ella. Hay que tomar la decisión.

Ya lo has mencionado, la decisión de caminar empapados en la lluvia, la decisión de cada quién su refugio buscar, la decisión de detenerse sin dejar de avanzar, tender la mano y esperar, esperar a que el otro decida tomarla y la suave lluvia los pueda conectar.

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