Las palabras vacían
Dicen los veteranos de las mil
batallas en el arte de la seducción que tener sexo solo porque si lo va
dejando a uno cada vez más vacío. Muy seguramente tienen razón, sin
embargo, no creo que se deba ir tan lejos para quedarse vacío, pues no
sólo tener sexo porque sí vacía el interior, hablar por hablar tiene el
mismo efecto.
¿Cuántas veces se dicen cosas
que en realidad ni se sienten, ni se creen, ni se esperan ni se cumplen?
Estos fingimientos desdibujan la personalidad, la van diluyendo, se
torna borrosa, pues para fingir hay que dejar de ser lo que se es.
Rehuyo ese tipo de charla, me desagrada hablar por hablar. A veces con
los desconocidos encontrados en el camino se habla mas sincera y
sustanciosamente que con los así llamados amigos. Pero lo común es esa
"cháchara" banal y trivial que tontamente camufla segundas o terceras
intenciones. ¿Para qué todo ese teatro?
Así pues, yo sostengo que no
solo hablar por hablar, sin intención de establecer un verdadero
contacto deja más vacíos que tener sexo y que hacer las dos cosas es
receta ideal para la depresión o la psicosis. Hablar para entrar en
contacto con el otro es un acto de suprema libertad. Es un decidir estar
y ser y, mediante la palabra, crear un reflejo de lo que el otro es.
Espejear dicen algunos. Mayéutica dicen otros. Es descubrirse a uno
mismo a través del otro. Así si vale la pena hablar, charlas
maravillosas donde se encuentra y se re-encuentran tantos sentidos y
respuestas y la calma retorna al espíritu. El derecho a tener una
identidad y disfrutar de ella.
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