¿Quién es la víctima?


Hay una diferencia enorme entre ser sensible y sensitivo y hacerse la víctima, es al mismo tiempo, una distancia sutil, pero contundente, la primera es asumir la verdadera fuerza, la otra despliegue de patetismo, molesta y lastimosa, no es lugar para salir adelante. Pero lo que más molesta aun, es que ambas, sensibilidad y victimización, son tomadas por igual por los machistas e igualmente despreciadas, rechazadas y fuente de numerosas burlas. Ahí, es donde trueno con mis congéneres. Porque fácilmente confunden sensibilidad ante el mundo, ante los demás, con hacerse la víctima: perdón, pero pobres ciegos, temerosos de ver reflejados sus propias sensibilidades en las ajenas y cobardes, no son capaces de asumirlas, sino que las ridiculizan: “eres un chillón”, “¿qué, estás menstruando?”, “Pareces vieja” (nótese el profundo sentido misógino de las frases, por cierto). 

Ah, qué poca falta de criterio, qué inteligencia tan mal intencionada y obtusa, que miopía tan severa, pues ¿cómo confunden sensibilidad con victimización? Simple, por la ignorancia de sus propias sensibilidades y por temor a sus propios dolores. ¿Dónde hay entonces más valentía? ¿En el que asume sus sentimientos o en aquel que los niega, los rechaza, y en su huida de ellos, lastima a los que lo quieren? De nuevo, no confundan, el hombre que se sabe sensible y sensitivo, no lo hace débil, por el contrario, es la fuente de su fortaleza, compasión, comprensión y esperanza. ¿De dónde iba a poder entender y acercarse a los dolores y necesidades de los demás, sino de entender los suyos? ¿cómo ayudarles a encontrar su fuerza interior sino de aceptar y conocer sus sentimientos? Porque ahí está la falacia del machismo: en hacerse el fuerte, es decir, simularlo, pretenderlo, fingirlo, pero no serlo. Y por ello quedar castrado, nulificado para acercarse a los demás, a no ser a través de la burla, el menosprecio, la violencia o el alcohol, único resultado que queda de hacerse el fuerte. Así, en pleno siglo XXI, aun queda mucho por hacer en cuanto a la aceptación y respeto de los demás se refiere, y más aun, respeto de los hombres hacia sus sentimientos, a su sensibilidad e inteligencia. 
 
 

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